Para
M...
Cuando
las lágrimas se hacen hambre
la
soga del silencio estrangula con el vértigo del abandono.
Hojas
de afeitar en la garganta
cosquillean
la náusea
y la bilis en
los dientes.
Entre
las luciérnagas oscuras
los
huesos evaporan la carne para conocer el aire
y
rasgan la piel con sus zarpas lisas.
Embrujo
de libertad
apestas a
suicidio.
Además
tatúas tu mentira en las entrañas
(y
las esculpes en el espejo...)
Hasta
las postrimerías de lo inmundo
donde
fétida se engarza la vergüenza.
Pero
basta un abrazo para esquivar el beso del abandono.
13
de diciembre de 2016
Eduard
Ariza