Aros
de humo, pasatiempo de placer...
En
las espinas de la alucinación
tras el velo: la placidez.
La
media noche acechó desnuda
como
una arpía con alas de ceniza.
Sólo
un poco más de ceguera
y el
pensamiento se sentirá en la carne.
La marca
del olor
en su
cicatriz de dulzura
traspasa las horas.
Pero
entonces el hambre se come al calor.
En el
preludio del retorno a la realidad,
aros
de humo, pasatiempo de placer
esquinas
ladeadas en esferas...
¿Por
qué todo vuelve a su lugar?
16 de
Abril de 2017
Eduard
Ariza
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