Para
Eli
Cimbrea
cada vez más frágil el relato de la memoria.
Efímera
su perdurabilidad
emborrona
de neblina nuestros recuerdos.
Pero
aún queda tu cariño para mi alma de un niño roto
como
una nana compuesta
por
un remolino dulce de nenúfares y plumas.
Hoy
escrito con fuego el reloj nos impone el abismo
de
rémoras de cotidianidad.
No
obstante en cada reencuentro la continuidad se esperanza.
Si
mi sangre otra vez se desnuda del disfraz de mercurio
ojalá
estés cerca y así me proteja
la
volátil firmeza del susurro de tu espíritu.
26
de Junio de 2017
Eduard
Ariza