Vorágine de impotencias
te llaman postmodernidad.
Tu basurero de frustraciones
lo ocultas tras tu espejismo de comodidad.
Y con la gangrena del lucro
deliras la mente del pobre
para que defienda su condición de esclavo.
No sea que por un casual -casi imposible-
se
convierta en amo.
Confundes vínculos con ataduras.
Así anhela nuestro espíritu
vestir tu bruñido anillo de hierro
portador de la náusea del aislamiento.
Así, enfermos de incertidumbre,
de miedo a la pobreza y a la desgracia,
las migajas ya nos saben a banquete.
Tus lánguidas horas empequeñecen a la persona...
Casi somos huérfanos de humanidad y trascendencia.
Sólo un vivir sumando...
Sólo
un vivir descontando
días y horas.
¿Dónde guardé las briznas de la esperanza?
Eduard Ariza
❤❤
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