El brillo de la farola
(luciérnaga ensartada en acero)
alumbra el valle de la urbe.
La pérdida de esta noche
no escribe una gran tragedia. El tiempo
con tiempo le robará
hasta la tristeza.
Pobre el desamor se olvida con el sexo.
Su dolor fallece
en lenta agonía,
asfixiado por el sádico estertor
del ansia de placer.
7 de marzo de 2015
Eduard Ariza
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