sábado, 23 de julio de 2016

Sidra

¡Dulce sidra a la luz de las farolas!
Tu sabor con que ocultas
Pensamientos fue el espejo de la Venus

donde se proyectó la fuerte imagen
que agita los latidos
de mi tétrico corazón de carne.

La voluntad del cuerpo de la imagen
Me dio a probarte, sidra.
nunca me gusto tu sabor de encaje

y la mano del deseo no menguó
tu exceso cargante
única mácula de aquel instante.

El sabor dulce deslizó en su cuello
tu perfume rosáceo
que agitó sus labios, su cuello y a él…

Parecía saber esconderse en la noche
yacer entre sus sombras
el tiempo justo para no perderse.

Te probé por vez primera desde esas…
suaves manos morenas…
Por ellas en ti veo tu sabor dulce…

Eduard Ariza

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