sábado, 23 de julio de 2016

El Placer del NO Ser


Tocar el vacío.
Luego volver. Sanar la herida
y otra vez
el desvanecimiento.

La angustia se ausenta
en la cortedad de la vida. La inmortalidad,
noción emplazada
por el instante,

se nos olvidaría,
atrapados, dormidos, drogados, lobotomizados...
por las garras fieras
del espectro de la eternidad.

Cae la voz en el silencio.
Se desahucian los órganos frente a la muerte.
Fantasías pobres de conciencia
¿a qué viene tanto orgullo?

7 de marzo de 2015
Eduard Ariza

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