La prematura noche del invierno
se ha dibujado oscura
fuera entre las silenciosas sombreas:
detrás del ventanal…
El ágape descubrió
tapas de tortilla (hechas sin aceite)
el olor a cebada
de las primeras cervezas (Xiveca)
y nuestros cinco rostros invitados
al placer de la charla.
¿Por qué al principio da vergüenza hablar
y contar los problemas?
¿Y por qué luego con juegos de mesa
donde cada casilla
y cada dado son un par de copas
es tan difícil detener el curso
de sucesos que rugen
en aras de existir?
Así de copa en copa
el alcohol sustituye a las palabras
y me cuesta tan poco
no deshacer la cama de prestado
tumbarme sobre ella contigo a mi lado
y desnudarnos grises
con cuerpos de nubarrones encendidos
de tormenta y diamantes
mientras finjo que la sábana naranja
es el cristal del mar.
Así de copa en copa…
Luego con tus ojos de gris profundo
me cautivas a la luz de la lámpara
(casi) me embriagan tanto
como la dulce sangría rosada.
Tengo que salir…
Así de copa en copa
Vuelvo a la sala
Y beso
a algunas bocas más.
Cada una es un suspiro
nacido gris entre franela de ángel.
Percibes en saliva
la condensación del tiempo perdido
antes de vivir
antes de nacer
Y así de copa en copa…
Todos se prueban mi americana azul.
Se indaga en desnudeces
que se olvidan temprano.
Así de copa en copa…
se juega a juegos de universidad
y siempre vence el sueño
al romperse la noche.
Eduard Ariza
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