Mientras el tiempo escapa
queda el pasado insalubre y mezquino
con su aspecto de humo
irrespirable tras
la candente combustión de vida.
Beberé su grisura
hasta nublar la razón en mi mente
Soñaré la presencia
de vuestra compañía
diré nuestras voces con solidez.
Y por un breve instante
el café volverá
a descender por mi garganta mientras
la angustia suda en mis manos la cuenta
de minutos que agota el instante
para que tú te vuelvas a marchar.
Pero temo que será diferente
pues en esta ocasión
por mucho que lo intente
tú no estarás conmigo.
Serás sólo la sombra
ni siquiera nacida de mi angustia
ni tampoco mi desesperación.
El vacuo aburrimiento
En horas solitarias
arañará en mi ser
la tibia añoranza que aunque quisiera
(como el reloj niega la vuelta atrás)
nunca goza dos veces
del mismo minuto en tu compañía…
¿No te parezco amigo
un bobo enamorado? Quizás sea
porque el aburrimiento
que todo lo exagera
ensancha el olvido… y el miedo a perderte.
6 de noviembre de 2012
Eduard Ariza
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