[Tal vez el poema más feminista de cuantos he escrito.]
Para D...
En el estanque de penumbras
-entre la barra,
el billar y la pista de baile- la tiniebla
hidrata el deseo con la rosa del alcohol.
Libres de moral, huérfanas de vergüenza
deambulan las miradas
-entre la tela
y la rodilla, y entre la tela y el cuello-
escalan los centímetros prohibidos de la carne,
hasta probar el maná de la lujuria.
Así el estímulo desnuda
a las almas
de los velos de ceniza. Muda la rutina
por otro collar de sumisión
(más natural, más placentero).
De esta sinuosa atmósfera
ella es personaje
-y es decorado. Excita a los caníbales de la mujer
mientras lamen pétalos de alcohol en sus fauces.
Al verla, su ansia epiléptica despierta.
En sus pensamientos,
el susurro de sus ojos
reverbera el palpito excitado de su frustración y su deseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario