sábado, 23 de julio de 2016

La mujer que gritó "basta" en el caos del mundo


Para D...

Cuando olvidamos cómo hablan las nubes
apareció la palabra
                                   hiriente y confusa.
Y todavía apestamos a dolor
Y todavía manchamos nuestras manos de angustia.
¿Dónde está el ataúd de parquet?

La ceniza parasitó la carne
y se la llamó vergüenza.
                                               Infectó cada entraña
y se pudrió abortando nuestro espíritu.
¿Quién dio dientes postizos al miedo?

Hubo un cansancio que alejaba
el laberinto de las almas.
                                               Y los cuerpos
se reencarnaron en autómatas.
Y ya nadie quedó ciego por el eclipse.
¿Por qué las ratas beben oro?

Las arañas que moran en el cráneo
se tejieron alas de espuma
                                               y echaron a volar.
Y el insomnio devoró al sueño.
¿Con qué carne se esculpió el altar de las almas?

La sangre coaguló en silencio.
Silente el latido, llegó la muerte deshidratada.
                                                                                  Ni por ella
se abandonaron los chillidos,
los silenciosos holocaustos de las prisas,
ni el tejer ilusiones con pesadillas.
¿Cuándo comimos uñas del odio?

Lilith se cruzó conmigo en la calle.
Dijo "basta".
                        Y me reencarné en silencio.
Luego los murciélagos florecieron y en otoño
dieron frutos dulces de sabor.
(Alguien untó con miel el clítoris del alma.)

8 de julio de 2015

Eduard Ariza

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