sábado, 23 de julio de 2016

La Muerte del Mero


Para D... que vio al mero

Mientras la niña lo mira
el remolino de emoción tiñe sus ojos
¡Que grande!
                        Se agota el recelo
y del miedo nace la admiración.
Esa boca inmensa
burbujea silente.
                                   Tal vez le habla a ella.

Al otro lado del cristal
el firmamento de sus escamas brillantes
luce en su lomo negro,
                                               un pedazo de noche,
a nado entre aletas
en el azul de la pecera.
Tal vez le alegran las visitas.
                                               Y sonríe

En el infinito de su amnesia
la sinfonía de formas marinas se agita
Música muda.
                        Pero de nuevo
mira el cristal.
Ahora siente la angustia
del preso en su jaula.
                                   Y le cae una lágrima.

Pasa el tiempo. Esta mañana
sus cuerpos lucen como claraboyas
vueltas del revés.

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