Para T...
Pienso que Dios forjó la media luna
para sonreír cínico esta noche.
Pues duele tan punzante su ironía
que de un astro obtiene apenas un diente.
Nunca maldeciré a Dios por premiarme
con tu reconfortante compañía.
Pero esta voluntad suya parece
un designio olvidado entre su agenda.
Cuando en mi niñez me dio los juguetes
olvidó a mi compañero de juegos.
Lloré las lágrimas de este descuido
pasados los años indiferentes.
Pues en mi mente fluían ideas
Como sueños diurnos inexpresables
que ocuparon mi tiempo hacia adentro
sin echar nadie en falta hasta después…
cuando necesité la compañía
y caminé por senderos sonoros
donde adolescente grité en silencio
y esperé a quienes llegaron después…
cuando encontré vuestro gineceo,
el zaguán babilónico, tu casa,
(en el segundo piso de alquiler)
cuyas flores y fuente eran humanas.
Desde tu presencia imanté mi brújula.
Con mis pasos libres del laberinto
cuento mis horas en un nuevo reloj
donde suenas a segundera y alarma.
Dios sonríe hoy con su diente argentario.
Eterno en cinismo, te entra en mi vida
cuando ya no tengo ningún juguete
y sólo sé jugar con las palabras.
30 de agosto de 2012
Eduard Ariza
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