Las cadenas de palabras de mi voz,
trazos frágiles en el aire
contienen la fortaleza del alma.
Son la prolongación expresiva
de esa agitación
que desprende el torbellino de sensaciones
despertadas por tu compañía.
Ojalá, el tiempo, con calma
subsane la edad
y las demás imperfecciones del tiempo.
Porque la ilusión de tu presencia
perpetuada
me acerca
peligrosamente
a la adictiva caricia de la plenitud.
20 de mayo de 2014
Eduard Ariza
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